San Ignacio era un buscador innato

Después de sanar lo más que pudo, salió de su casa en Loyola, y se fue al Santuario de Monserrat, ahí pasó tres días, escribiendo todo lo que le pesaba de su vida para después confesarse con un sacerdote.

Pasó toda una noche a los pies de la imagen de María, para reconciliarse con la imagen femenina y todo lo que en ella se compone

Cruzó el Río Cardoner y se quedó a vivir ahí por 10 meses en un lugar llamado Manresa