27 Jul 2017

JUEVES DE REFLEXIÓN
A veces hace tanto ruido exterior, que empezamos a silenciarnos a nosotros mismos, dejamos de escuchar la voz de Dios, y en la adversidad nos sentimos solos, como que no existiéramos, como si para el mundo fuésemos nada, cuando para nuestro creador somos todo. En esos momentos de dificultad, hacemos un llamado a Dios, pedimos consuelo, misericordia, deseamos que calme nuestro dolor y termine con las dificultades. Pedimos y pedimos y a veces tenemos la sensación de no ser escuchados, pero Dios, no tiene oídos sordos y escucha, mira tus dificultades, pero pide sólo una cosa, que tengas FE.
Fe en todo el sentido de la palabra, que confíes, creas en él, y aceptes con paciencia y amor sus tiempos y no busques en el mundo el consuelo y la paz que tanto anhelas. Dios, con sus manos perfectas creó a cada ser humano, con amor y paciencia, con virtudes a su imagen y semejanza los creó, y es así, que él también tiene puesta su confianza en sus obras preciosas, tiene confienza en qué no dudarás de los planes que tiene para ti, esperarás con amor y paciencia que obre en ti. Y así como san Ignacio lo decía “dame tu amor y tu gracia, que esta me basta”, así invoquemos al amor y consuelo de nuestro Padre, confiemos y tengamos la certidumbre que Dios jamás dejará de estar contigo aunque silencies tu corazón.