Compartimos con ustedes un extracto de la Homilía del Papa Francisco, la cual fue predicada en este Domingo de Ramos.
«Comentando el Evangelio según San Mateo, que se proclamó antes de la procesión, el Santo Padre dijo que, se hace hincapié en el entusiasmo de los discípulos, que acompañan al Maestro con aclamaciones festivas. “Pero este Jesús, que justamente según las Escrituras entra de esa manera en la Ciudad Santa, no es un iluso que siembra falsas ilusiones, un profeta new age, un vendedor de humo, todo lo contrario: es un Mesías bien definido, con la fisonomía concreta del siervo, el siervo de Dios y del hombre que va a la pasión; es el gran Paciente del dolor humano”.
Hoy, dijo el Papa, nosotros festejamos a nuestro Rey, pensamos en el sufrimiento que Él tendrá que sufrir en esta Semana. Pensamos en las calumnias, los ultrajes, los engaños, las traiciones, el abandono, el juicio inicuo, los golpes, los azotes, la corona de espinas, y en definitiva al vía crucis, hasta la crucifixión. “Él nunca prometió honores y triunfos, precisó el Pontífice, por ello, siempre advirtió a sus amigos que el camino era ese, y que la victoria final pasaría a través de la pasión y de la cruz”.
Y lo mismo vale para nosotros, puntualizó el Obispo de Roma, para seguir fielmente a Jesús, pedimos la gracia de hacerlo no de palabra sino con los hechos, y de llevar nuestra cruz con paciencia, de no rechazarla, ni deshacerse de ella, sino que, mirándolo a Él, aceptémosla y llevémosla día a día. “Él está presente en muchos de nuestros hermanos y hermanas que hoy sufren como Él, concluyó el Papa, sufren a causa de un trabajo esclavo, sufren por los dramas familiares, por las enfermedades, sufren a causa de la guerra y el terrorismo, por culpa de los intereses que mueven las armas y dañan con ellas. No es otro Jesús: es el mismo que entró en Jerusalén en medio de un ondear de ramos de palmas y de olivos. Es el mismo que fue clavado en la cruz y murió entre dos malhechores. No tenemos otro Señor fuera de Él: Jesús, humilde Rey de justicia, de misericordia y de paz».