EXTRACTO DE LA HOMILÍA DEL SANTO PADRE SOBRE ESTA SOLEMNIDAD
«El pasaje del Apocalipsis presenta la visión de la lucha entre la mujer y el dragón. La figura de la mujer, que representa a la Iglesia, es por una lado gloriosa, triunfante, y del otro aún en trabajo. Así, en efecto, es la Iglesia: si es la del Cielo ya está asociada a la gloria de Su Señor, en la historia vive continuamente las pruebas y los desafíos que comporta el conflicto entre Dios y el maligno, el enemigo de siempre. Y en esta lucha que los discípulos de Jesús deben afrontar – todos nosotros, todos los discípulos de Jesús debemos afrontar esta lucha – María no nos deja solos, la Madre de Cristo y de la Iglesia está siempre con nosotros».
La Virgen «siempre camina y está con nosotros. También María, en cierto sentido, comparte esta doble condición. Ella naturalmente ya ha entrado de una vez y para siempre en el Cielo, pero esto no significa que sea lejana, que se haya alejado de nosotros, de hecho María nos acompaña, lucha con nosotros, sostiene a los cristianos en el combate contra las fuerzas del mal».
 
«La oración con María, en particular el Rosario – pero escuchen bien, el Rosario. Ustedes rezan el Rosario todos los días? Yo no sé (los presentes gritan sí!) Seguros? Entonces la oración con María, en particular el Rosario también tiene esta dimensión «agónica», es decir de lucha, una oración que sostiene en la batalla contra el maligno y sus cómplices. También el Rosario nos sostiene en la batalla».