El jueves Santo en la noche y el viernes Santo en la mañana, es una devoción bíblica, católica y bien arraigada en el pueblo cristiano. Su finalidad es agradecer a Jesucristo el don de la Eucaristía y del Sacerdocio que instituyó aquella noche santa y acompañarle en la soledad y sufrimientos en el Huerto de Getsemaní, así como en las afrentas recibidas en las casas de Anás, Caifás, Herodes, Pilato y no digamos en el Calvario, y en el silencio del sepulcro. Ante el Monumento, donde se reserva al Señor Sacramentado, le damos gracias por su Sagrada Pasión, de la que fuimos causa y con la que nos redimió, le ofrecemos disculpas por el abandono en que con frecuencia le dejamos en el Sagrario y quizás nuestra poca frecuencia a la Santa Misa y Comunión.