-«Ve a la Virgen» dijo el joven Jaime Chávez a su compañero Carlos Herrmann señalando a una oleografía de la Virgen de los Dolores que colgaba al ingreso del comedor de internos del Colegio San Gabriel. Eran cerca de las 8 p.m. del viernes 20 de abril de 1906 cuando los 35 alumnos internos se aprestaban a cenar en un ambiente de alegría juvenil.
El P. Andrés Roesch, Prefecto del colegio, y el H. Luis Alberdi, Inspector, los acompañaban y permitieron que los chicos conversaran sobre una noticia que había llegado hasta la recoleta ciudad de Quito: el terremoto de San Francisco en California, ocurrido el miércoles 18 de abril. Fue en ese momento de charla en que Jaime Chávez, Carlos Herrmann, Pedro Donoso y otros alumnos notaron que la imagen de la Virgen de los Dolores cobraba vida: «Le vi que la Virgen empezaba a torcer los ojos como las que están agonizantes» aseguró Chávez y Herrmann añadía que «le vi…y me mueve los párpados».
La noticia se regó en el comedor y otros más se acercaron a la imagen confirmando el admirable prodigio. Uno de ellos corrió hacia el P. Andrés y le contó lo que estaba ocurriendo, pero no le creyó en principio. Tanta fue la insistencia de otros que se acercó con cautela al cuadro y notó con asombro «que cerraba la Virgen Santísima los párpados con lentitud, pero no creyendo aún que fuera cierto e aprté del lugar, viendo lo cual el H. Alberdi, que se hallaba más cerca que yo, me dijo extrañado de lo que hacía: pero, Padre, ¡si esto es un prodigio! ¡si esto es un prodigio!»
El prodigio o milagro duró aproximadamente unos quince minutos, tiempo suficiente para que todos los presentes confirmaran el extraordinario evento. El P. Andrés calmó las emociones de los alumnos invitándolos a pasar a la capilla a rezar el rosario sin la imagen milagrosa que continuó que continuó en el antiguo comedor hasta el siguiente día. Los jóvenes, grandes propagadores de novedades, difundieron la noticia por el resto del colegio y comunidad jesuita hasta llegar en pocos días a los confines de la ciudad.
El proceso canónico para autenticar el prodigio se inició el 25 de abril de 1906 y una semanas más tarde después de rigurosos análisis, exámenes y testimonios juramentados se determinó que el «hecho verificado el 20 de abril en el Colegio de los Padres Jesuitas está comprobado como históricamente cierto».
Hoy, 110 años más tarde, la imagen de La Dolorosa sigue produciendo milagros en muchas personas y familias.
¡OH, MADRE DOLOROSA, RUEGA POR NUESTRO PAÍS Y POR QUIENES SUFREN TANTO EN ESTOS DÍAS!